Es una isla rocosa, de orillas abruptas, sin playa; poblada de vegetación propia de los bosques andino-patagónico como coihue, ciprés, maqui y los singulares arrayanes de corteza color canela.
La zona que rodea la isla a comienzos del siglo XX se encontraba habitada por colonos europeos, que al ver el entorno supieron que la actividad forestal sería su principal fuente de ingresos, y eran muchas las familias que dependían de ésta actividad.
También había que alimentar el espíritu, es por eso que unos de los habitantes de la zona decide construir una capilla. En ella, se realizaban casamientos y bautismos de los pobladores de las márgenes más próximas a la isla.
Cuando se creó el Parque Nacional Lanín se terminó la actividad forestal, por políticas de conservación del parque, y los colonos tuvieron que migrar; pero aún queda en pie la Capilla de Santa Teresita del Niño Jesús, como testimonio del esfuerzo y el trabajo de los pioneros de la Patagonia.